AGITADORAS

PORTADA

AGITANDO

CONTACTO

NOSOTROS

     

ISSN 1989-4163

NUMERO 33 - MAYO 2012

Premio Ma®x de Teatro 2024: Mejor Actor, Güili Toledo

Luis Arturo Hernández

                                                                                                               Para Xuban. Salud.

  “Todo el mundo es [el] país.”(Explicación del manuscrito del Museo del Prado.)
                        Francisco de Goya, Los caprichos (1799), “Aguarda que te unten” (67)

               “La historia siempre se repite: la primera vez como tragedia y la segunda como farsa.”
                        Carlos Marx, 18 Brumario

              “Ya es hora: Luego que amanece huyen, cada cual para su lado, Brujas, Duendes, visiones y fantasmas.(…) El que lograse coger una madriguera de Duendes y las enseñase dentro de una jaula a las 10 de la mañana en la Puerta del Sol, no necesita de otro mayorazgo.” (Explicación del manuscrito del Museo del Prado.)
                       Francisco de Goya, “Los caprichos (1799), “Ya es hora” (80)
                                                                                  
                                                 ENSAYANDO LUCES DE BOHEMIA
       El premio Ma(r)x de Teatro 2024 al  Mejor Actor (del Método) ha recaído en Willy Toledo Monsalve,  por su auténtica interpretación en el papel de Max Estrella de Luces de Bohemia, dirigida por Andrés Lima y puesta en escena por la compañía Animalario.

   Y no iría desencaminada esta ucronía  — ¿o distopía? — de anticipación —a la sazón el actor tendría 54 años, aunque su compromiso le haga ya peinar canas—, tal y como va ensayando Güili el papel en la realidad con/fundiéndose  estrechamente con la vida.
Porque, si no, releamos en un ejercicio de apropiacionismo agustinfernandezmallesco la ESCENA SEXTA —añadida por Valle-Inclán, en 1924, a la versión original de 1920—, con motivo de su centenario —el de la escena—, a la luz de la Huelga General del 29M de 2012 —de modo idéntico a como Luces transcurre durante otra Huelga General, e iniciando su itinerario de bohemio de lujo “a las 0:00, con un piquete informativo”, y exhortando a los clientes de los bares a renuncia a libar, en contrafigura de Max, para terminar pasándose, como el personaje al que caricaturiza, “9 horas en un calabozo”—, mediante un ejercicio intertextual  y tardo-post-poético de reactualización al s. XXI.  
   [Porque, parafraseando al vecino de arriba de esta 13Rue del Percebe de Agitadoras, Fernández Mallo,  cuando  confiesa  Yo siempre regreso a los pezones y al punto 7 del Tractatus, “yo siempre vuelvo a tocar  los cojones y a la esc. VI de Luces de bohemia”.]

                                                     A ESCENA (SEXTA)
   El calabozo de Plaza de Castilla, de unos 15 metros cuadrados con 22 personas más. Dos eran sindicalistas; el resto delincuentes comunes Otros, sin haber cometido delito alguno, estaban allí simplemente por no haber nacido en España. Todos muy jóvenes. La mayoría extranjeros.
   MAX. — ¿Quiénes sois, compañeros?
   EL SINDICALISTA PRESO. —Parias. De todas partes. Todos pobres. Todos, carne de cañón. Es lo que este sistema tiene preparado para nosotros: la represión, la violencia, la invisibilidad [recuérdese que Max es ciego], la cárcel.
   MAX. —Pertenecemos a la misma Iglesia. Os envío un abrazo: vosotros sufrís un futuro más duro que el mío.
   EL SINDICALISTA. —Usted es conocido.
   MAX. — Luego estamos los que, por las circunstancias que sean, somos conocidos: nos comemos también el linchamiento mediático.
   EL PRESO. —Usted no es proletario.
   MAX. —El primer enemigo de los que trabajan para construir un sistema como este, tan alienante, es la cultura. Buscan crear una sociedad de consumidores acríticos y el teatro contribulle  a combatir esa realidad. Hemos conseguido un altísimo porcentaje de paro [Max de cinco millones en España]. Vivimos atrapados en un sistema criminal al que llaman democracia.
   EL PRESO. —El ideal revolucionario tiene que ser la destrucción de la riqueza, como en Rusia [léase “la antigua URSS”]. Hay que hacer imposible el orden anterior. En Europa, el patrono  de más negra entraña es el catalán…
   MAX. Los que luchamos contra él, en busca de una sociedad libre e igualitaria, somos perseguidos como delincuentes.
   EL PRESO. —No cuenta usted los obreros que caen…
   MAX.Lo fueron millones antes de hoy, lo son millones hoy y lo serán también mañana. Pero el público también puede unirse, y somos más. ¿De qué te acusan?
   EL PRESO. —…ahora voy por tránsito, reclamado de no sé qué jueces.
   MAX. —A mí se me acusa de atentado a la autoridad, amenazas de muerte y desórdenes. Nunca en mi vida, bajo ningún concepto, he ejercido violencia alguna contra nada ni nadie. Tampoco esta noche. Los criterios de la fiscalía suelen ser los del estado. Ante la disidencia pacífica, represión y violencia.
   EL PRESO. —Van a matarme… ¿Qué dirá mañana esa Prensa canalla?
  MAX. —Los intereses de la prensa son idénticos a los de los que gobiernan, van de la mano.
   Se abrazan. EL CARCELERO y el esposado salen. Llega de fuera tumulto de voces….
 
         HEMEROBIBLIOGRAFÍA
TOLEDO, Guillermo: “Nunca en mi vida, bajo ningún concepto, he ejercido violencia alguna”, en entrevista de Rosana Torres, El País, Cultura, 9 de abril de 2012, p. 34.
VALLE-INCLÁN, Ramón Mª: Luces de bohemia, Madrid, Espasa-Calpe, 1973, pp. 53-58.

 

                               APÉNDICE (CORTAR POR LO SANO  LÍNEA DE PUNTOS DE SUTURAEN CASO DE APENDICITIS)
………………………………………………………………………………………………………………………………………
                                                       TOMA 2 (, GÜILI)
                                             WILLY TOLEDO, EL ROMPEPLATOS
                   (di/versión corregida y aumentada y, a día de hoy, definitiva.)

   ¿Se imaginar alguien, en mitad de la función de El montaplatos de Harold Pinter,  el viernes 30 de marzo, en el Teatro de Principal de Vitoria, a un espectador—o pareja— interrumpiendo esa función, protagonizada por Alberto San Juan y Guillermo Toledo, para interpelar a este último —tomando como pretexto cualquier parlamento de los muy abundantes en que su personaje Gus se refiere a la hostelería y a sus servicios—, sobre su actuación como cabecilla —loca— del piquete informativo “cierrabares” que el día anterior, 29M, protagonizaba en Madrid amenazas y agresiones a un profesional de la hostelería que defendía su derecho al trabajo y por las que hubo de ir al juzgado a declarar, siendo puesto en libertad el mismo viernes 30 en que actuaba en Vitoria?
   Yo, la verdad, no me imagino a nadie montándole un espectáculo en su  espectáculo. Y no sólo porque el público teatral vitoriano, domesticado, sea mansueto y pastueño y aplauda cualquier cosa, sino porque el civismo, que tanto nos ha debilitado frente a los energúmenos montacristos , ha hecho ya inconcebible para nosotros un happening de ese estilo: reventarle con una carga de profundidad el “montacargas” a tal Animalario.
Porque el público, más gregario que asambleario —y más si quien actúa es un agitador profesional subvencionado, paladín de toda revolución,  de causas totalitarias perdidas y alternativas teatrales underground—, se encuentra a merced de la auctoritas moral del actor, que puede integrarlo en su espectáculo, ponerlo en evidencia o ridiculizarlo a su antojo haciendo la función a su costa, pero su hora y media de trabajo en escena —poco habrá podido ensayar él en un piquete, en el calabozo o declarando ante la ley — es sagrada, se paga de antemano y no de forma voluntaria según el mérito subjetivo reconocido a la función o el poder adquisitivo del espectador, y siempre se le aplaude.

   Un espectactor que diera la réplica ad hominemad homunculum, en este caso—, como don Quijote desbaratándole el retablo de la  vieja farsa a maese Pedro —Ginés de Pasamonte, malhechor liberado por don Quijote que les robara el asno—, al actor que manda parar —director de una intervención de agit-pop  de guerrilla urbana —, a hostias,  el montaplatos de un establecimiento hostelero regentado por un inmigrante  —cagüen SOS(Racismo)—, perejil de todas las salsas picantes —y  repiqueteantes—  y que se sube, después, al escenario de esta ciudad con cara de no haber roto un plato, debiera haberle puesto una gota de silicona o salivona—¿que haya pasado la Huelga General?: “La lucha continúa”— a El montaplatos —en cuyo sótano va recibiendo su personaje las comandas del antiguo restaurante— para hacerle ver —performance o un match de improvisación—, acto de  justicia poética, en su propio terrario, el terror del mobbing —y más por parte del niño mimado de la extrema izquierda totalitaria—, antes de que lo condenen, lavándose las manos —a ver quién paga los platos rotos—, a trabajos para la comunidad , por ser un menor,  de lavaplatos en el bar de Lavapiés.   
   Difícil actuación, no obstante, puesto que el espontáneo espectautor, sin tablas, se encontraría frente al piquete del espectáculo, cejijunto, con muchas tablas —y leña— dialécticas —y esquizofrenia del actor disuelto  en el personaje y/o del personaje, un sicario que aguarda en el sótano del restaurante para salir a matar, y que tal vez haya transferido al actor su pulsión violenta contra el sector de hostelería—, con el auctor intelectual —Alberto San Juan—, o cerebro gris de más de una y de dos actuaciones del descerebrado W. Toledo, y todo el Bestiario que lo acompaña, más la inestimable colaboración de la gran masa pagana retro-progre que—tras haber soportado durante largos años intervenciones extemporáneas de actores  infiltrados en el público con el  fin de descascarillas la cuarta pared, habría  titubeado frente a la posibilidad del topo: otro tópico de las puestas en escena piji-progres—, jalearía al presunto maleante Güili desde el montaplateas del patio a los infrateatros  de balcones y terraza, despidiendo después , y tras abuchear al anónimo interlocutor, con un redoblado aplauso al villano.
Y es que una sociedad decadente que pone en primer plano y rinde culto a la opinión   del servicio, cuya identidad se diluye en su función social,  ya sean  cocinillas —nueva cocina—, chóferes y recogepelotas—pilotos y deportistas—, cómicos —gentecillas del espectáculo—, o buscones y busconas de toda calaña en el mentirón de correveidiles y el cotarro de huelebraguetas y alcantarilleros de rompeplatós del zapping las caenas, quizá vea en el plus de compromiso de un actor cuya popularidad le viene de enajenar su identidad en un personaje cuya fama le permite exhibir luego, en un círculo vicioso, su alienación revolucionaria, en lugar del Pinter Pán(ico), del Guillermo el Travieso, del adolescente inmaduro de humorístico hipocorístico, Willy el Niño, que está pa Toledo.

P.D.: A estas alturas  ya sé que el actor compareció en el Teatro ese día para la función. Desistí de asistir y “ni me cuidé de saberlo”.  Lamento haberme precipitado en el  juicio de valor que se cuestionaba su profesionalidad. Crónica de lo que pudo haber sido y no fue, sublimada en crítica del desafío  imposible de plantearle a tamaño mamarracho, pues, si triste es  escribir sin cobrar, más lo sería  tener que pagar para poder hacerlo.
 

Premios Max

 

 

 

 

© Agitadoras.com 2012